Chaga (Inonotus obliquus)


Desde el siglo XVI, existen registros de que el hongo Chaga se usó como remedio casero y en medicina botánica de países del Este de Europa como remedio para el cáncer, gastritis, ulceras, y tuberculosis de los huesos. Una reseña del 2010, estableció, "Desde el siglo XVI, Chaga se ha utilizado como un remedio casero efectivo en Rusia y Europa del Norte para tratar varios tipos de tumores humanos malignos así como otras enfermedades en ausencia de algún efecto secundario tóxico inaceptable¨. Las investigaciones químicas muestran que I. obliquus produce un diverso rango de metabolitos secundarios incluyendo compuestos fenólicos, melaninas, y triterpenoides tipo lanostane. Entre ellos se encuentran los componentes activos de antioxidante, antitumoral, y actividades antivirales; y para mejorar la inmunidad humana contra las infecciones de microbios patógenos.

 

En 1958, estudios científicos en Finlandia y Rusia encontraron que el hongo Chaga proporciona un efecto trascendental contra el cáncer de seno, cáncer de hígado, cáncer del útero, y cáncer Gástrico, así como en hiper-tensión arterial y Diabetes tipo 2.

 

El herbalista David Winston sostiene que el Chaga es el hongo medicinal anti-cáncerigeno más potente.

 

El laureado literato ruso Premio Nobel Alexander Solzhenitsyn escribió dos páginas sobre el uso medicinal y el valor del hongo Chaga en su novela autobiográfica, basándose en sus experiencias en un hospital en Tashkent, "Cancer Ward" (1968). La betulina y el ácido betulínico, son compuestos que se encuentran naturalmente en el hongo Chaga y los abedules. Estos compuestos se están estudiando para uso como agente quimioterapéutico. Mientras que la Betulina encontrada en el abedul blanco es indigerible por los humanos, el hongo Chaga la convierte en una forma que puede ser digerida oralmente. En un estudio utilizando animales, los investigadores encontraron que la betulina bajó el colesterol, la obesidad y mejoró la resistencia a la insulina.

 

En 1998 hubo un estudio en Polonia que demostró que el hongo Chaga inhibe el crecimiento de tumores. Noda y sus colegas encontraron que la betulina parece trabajar de manera altamente selectiva sobre las células de tumor debido a que el pH interior de los tejidos de tumor es generalmente más bajo que el de tejido normal, y el ácido betulínico es activo solamente a esos bajos niveles. Fulda et al. encontraron en 1997 que una vez dentro de las células, el ácido betulínico induce la apóptosis (muerte programada de las células) en los tumores. En el 2005, I. obliquus fue evaluado por su potencial para proteger contra el daño oxidativo al ADN en linfocitos humanos. El estudio encontró que el extracto polifenólico protegió esas células contra el estrés oxidativo inducido de peróxido hidrógeno.

 

Otro estudio ese mismo año encontró que el endo-polisacárido del hongo Chaga produjo un efecto anti-cáncer indirecto vía inmuno-estimulación. El endo-polisacárido mycelial de I. obliquus fue identificado como un candidato para uso como modificador de la respuesta inmune e indica que el efecto anti-cáncer del endo-polisacárido no es directamente tumoricida sino inmuno-estimulador. El Chaga también tiene propiedades anti-inflamatorias.

 

Saitoh Akiko publicó sobre los efectos antimutagénicos del hongo Chaga en 1996, y Mizuno et al. publicaron sobre las actividades anti-tumor e hipoglicémicas de los polisacáridos de la esclerotia y micelio del hongo Chaga. Debido a la actividad hipoglicémica de los polisacáridos se debe tener precaución en aquellas personas con hipoglicemia.